SENTIMIENTO Y ALMA DE MUJER
Los primeros meses de casados transcurrían con una pasión propia de nuestra juventud y del amor que sentíamos el uno por el otro.
Después de revelar a mi esposa que me ponía pendientes, tenia otro gran secreto que revelarla pero no me atrevía. El caso es que yo no quería esconder ningún secreto a ella pues eso equivalía a traicionarla. Pero, ¿cómo explicarle algo que ni yo mismo entendía, pero que ardía en deseos de hacer pues formaba parte de mi personalidad más oculta? En aquellos tiempos no existía internet como lo como lo conocemos hoy. Busqué información en enciclopedias como la Espasa, en otras fuentes como una enciclopedia bíblica. Pero, aparte de haber encontrado poca o escasa información, la información encontrada era sesgada y arcaica. Un ejemplo: La información que me daba la enciclopedia bíblica "Perspicacia para comprender las Escrituras" decía, refiriéndose a un versículo de la Biblia del Pentateuco que 'cualquier hombre que se vistiera de mujer era una abominación a los ojos de Dios'. Si ese fuera el caso, Dios cometió una gran injusticia al darme genéticamente una mente más femenina que masculina y a la misma vez considerarme una abominación. También tengo palabras para todas aquellas informaciones que apuntan a que esto es un tipo de fetichismo o perversión. ¿Se puede considerar que hay fetichismo y perversión en un niño de tan solo 5 años que ya tiene tendencia hacia la ropa femenina? Un feminófilo, tal y como lo entiendo hoy es un hombre que desea impresionar en su cuerpo a la mujer, y mientras lo está haciendo habla en femenino, pero pueden volver con gusto a la identidad masculina y hablar de sí en masculino. Se sienten adaptados a la sexualidad y al género masculinos porque no desea ser una mujer, pero sí parecerse a ella y cuando se viste también se adapta a la sexualidad y género femenino.
Un feminófilo mira a una mujer y desea ser ella. Las barreras se desvanecen. "Yo soy lo que deseo" piensa. "Quiero que su ropa sea la mía, para poder ser ella". La ropa es la persona. Quiere ser esa persona. Tan hermosa como ella. Quiere abandonar ese tono gris de su vida masculina y por un momento compartir esa vida de hermosura. Cuando un feminófilo se viste de mujer le encanta vivir una existencia centrada en la belleza.
Un feminófilo no es machista. Mira a una mujer durante horas. La admira. Acepta cada molécula de su ser. Cada actitud, cada gesto. Queremos imitar sus gestos y que sean los nuestros. La imita, sin darse cuenta. Y cuando se da cuenta, sigue imitándola.
Como ya dije, creo recordar que ya con cinco años tenía esa tendencia. Entonces estaba centrado en la belleza y la seguridad del cariño de mi madre; algo muy puro había llegado a mi existencia y yo sentía en mi interior esa fuerza femenina heredada que iba desarrollándose mientras crecía. Era algo invisible pero natural que radicaba en mis genes. Los ojos de mi madre, su voz inolvidable que no volveré a oír en esta vida. Su compañía que me tranquilizaba. Me alegraba parecerme un poco a ella, me enorgullecía que mis gestos y mi manera de hablar y de moverme fueran como los de ella.
En mi caso, tengo una identidad masculina heterosexual. Puedo hacer una vida masculina heterosexual, estoy casado con una mujer, la amo, la deseo y hemos tenido tres hijos.
No necesito ropa de mujer, como fetiche, para excitarme sexualmente. Cuando me visto lo hago por placer, porque me gusta y me ha gustado desde que tengo memoria. Cuando me visto, me maquillo y me pinto porque me apetece y me siento en ese momento con esa necesidad innata.