lunes, 6 de enero de 2020

MÓNICA TAL CUAL ES

Hace varios meses que no escribo nada, concretamente desde el 9 de agosto. En esta ocasión voy a enfocar toda ni atención en Mónica. Voy a intentar dejar a un lado mi lado masculino y me voy a enfocar exclusivamente en mi feminidad.
Desde que le conté a mi esposa que era feminófilo y lo que esto significa y especialmente para mi, se abrió una puerta de par en par en tolerancia de mi esposa hacia Mónica. Tengo que decir que no solo me tolera sino que incluso, muchas veces muestra complicidad al arreglarme ellas las uñas (me las hace de gel con tips y me las deja largas y bonitas), al aconsejarme el maquillaje e incluso cuando vamos las dos como dos amigas a Primark y yo me vuelvo loca como una marujona cuando me encuentro rodeada de ropa tan femenina. En Wish recientemente he comprado 4 pares de pendientes super femeninos y mi esposa me ayudó a elegirlos. 

Dicho esto voy a hacer algunas revelaciones para ver cómo es Mónica realmente. Mónica no es una ilusión mental. Mónica no es una nada parecido a una disforia ni a ningún tipo de trastorno mental. Si analizamos todo lo que he escrito hasta ahora podríamos decir que Mónica ha existido siempre, aunque no la identificaba como tal. Podría incluso afirmar que actualmente es más real Mónica que mi lado masculino. ¿Por qué digo esto?

Para contestar esta pregunta tengo que entrar en mi mente y ser yo misma. Cuando pienso, ¿cómo pienso? Cuando voy a comprar ropa, ¿a qué prendas dirijo mi mente? ¿Con quién me gusta relacionarme? ¿En qué enfoco la atención en cada momento de mi vida de forma natural y de manera automática? 

Puedo decir con rotundidad que estoy vivo, pero que estoy más viva que vivo. Esto parece muy complejo y cualquiera no lo entendería. Pero lo importante es que yo sí lo entiendo, sé explicarlo y me lo creo. Mi mente piensa SIEMPRE en femenino. Por esta razón puedo decir que Mónica es más real. Tener una mente femenina me ayuda mucho a ser yo misma, a desarrollarme como mujer en mente y cuerpo. A entender a mi esposa y a querer ser como ella, a ser más sensible. Cuando voy a un centro comercial solo me fijo en la ropa femenina (no me interesa para nada la ropa masculina). Disfruto mucho comprando con mi esposa y probándonos ropa de mujer las dos. Ser femenina implica cuidar mi cuerpo para ser más femenina a la hora de vestirme, maquillarme, pintarme, a la hora de andar con zapatos de tacón.

Aunque no tengo la intención de hacer la transición de género, mi mente me dice que soy una mujer. Es cierto que genéticamente no lo soy pero mentalmente sí lo soy y procuro perfeccionarme como mujer cuando me convierto en Mónica. No soy dos personas a la vez, no tengo ningún tipo de trastorno bipolar ni nada que se le parezca. Cuando estoy vestido de hombre siempre pienso como Mónica. Y no importa que mi DNI diga mi nombre masculino, no importa que mis genitales sean masculinos. Siempre llevo camisetas de mujer incluso por la calle y como tengo las orejas perforadas siempre llevo pendientes. Nunca me compro pendientes masculinos como si quisiera disimular, todos los pendientes que llevo son femeninos y tengo una buena colección. Me muestro como lo que soy y no tengo que esconderme de nadie.

Aunque es cierto que no salgo vestida a la calle para evitarme problemas y para no poner en un compromiso a mi esposa, en casa siempre que me apetece me convierto físicamente en Mónica. Los momentos más agradables y gratificantes son cuando mi esposa y yo nos maquillamos juntas y competimos para ver quien se maquilla y se pinta mejor. Otro momento muy emocionante para mí es cuando ella me hace las uñas de gel que siempre me las hace largas porque dice que me hace las manos más finas. Me gustaría mucho hacerme la manicura francesa pero debido a que tengo que salir muy a menudo a la calle no quiero llamar la atención y además considero que sería una forma de despreciar el trabajo de mi esposa que tanto trabajo la cuesta hacerme las uñas para luego al poco rato o al día siguiente tener que eliminarlas. Por esa razón me las hago con gel rosado y luego brillo, que además de quedarme muy bonitas, me duran más de 15 días. 

Y ¿cómo le gusta vestir a Mónica? Como Mónica no soy una mujer cualquiera. Mi prenda favorita son las faldas. Por eso es más habitual verme vestida con camiseta o blusa con escote en pico o en barco, una bonita falda por la rodilla o ligeramente por encima y zapatos o sandalias de tacón medio (5 ó 6 cm). Como ropa interior llevo un sujetador bonito (me gusta rosa o negro) con relleno de silicona para tener una copa B. Las braguitas me gustan altas de algodón  de color rosa preferiblemente. También me gustan de encaje. Me gusta llevar combinación bajo la falda si no tiene forro. Las medias me gustan de cristal negras o color carne muy transparentes.

Alguna vez me gusta ponerme vestidos aunque tengo pocos. En todo caso el vestido me gusta con escote en barco o de corte imperio para que marque bien los senos. Las camisetas que me encantan son con manga 3/4 o de tirantes de espagueti.

Mis colores favoritos no pueden ser más femeninos: Rosa, Fucsia, Rojo, Negro y Blanco. El marrón, el azul turquesa y el verde los detesto.

Y ahora llegamos a otro punto: ¿Cómo es mi otro yo, es decir, como hombre? Simplemente en monocolor. Por esa razón siempre soy Mónica. Mónica es color, alegría, imaginación, diversidad, sensibilidad... Como hombre soy A, B o C. Aburrimiento total.