martes, 23 de julio de 2019

ORÍGENES

Mi niñez

Nací en el verano de 1962 en un pueblo de la España rural. Mi padre estaba segando en el momento de nacer y mi madre me dio a luz sola. Como todos sabemos, los niños al nacer, aunque tienen su sexo (evidentemente), no siempre este corresponde con su identidad de género. 
Pero ¿cómo es el desarrollo "normal" de un niño o niña en lo que a sexo e identidad de género se refiere? ¿Cómo se desarrolla la identidad de género en los niños?
La identidad de género suele desarrollarse en etapas:
  • Alrededor de los dos años: Los niños toman conciencia de las diferencias físicas entre varones y mujeres.
  • Antes de su tercer cumpleaños: La mayoría de los niños se pueden identificar como varones o mujeres con facilidad.
  • A los cuatro años: La mayoría de los niños tienen un sentido estable de su identidad de género.
Durante esta misma época de la vida, los niños aprenden conductas del rol de género, es decir, "cosas que hacen los varones" o "cosas que hacen las mujeres".

Dicho esto, yo también aprendí, como cualquier niño varón, "cosas que hacen los varones". Tenía mis amiguitos jugaba con ellos a los coches, al fútbol, a los pistoleros, a las canicas, a las peonzas, etc. cosas que gustaban a los niños de los 60. Sin embargo a una tempranísima edad (creo que a partir de los 5 años) se fue desarrollando en mi interior "otra conducta" distinta que me empezaba a identificar con otro rol de género que no era genéticamente el mío. Empecé a sentir atracción por la ropa de las niñas. Si esto se estaba desarrollando en mi interior a una edad tan temprana, no puedo pensar otra cosa que este rol de género ya estaba en mis genes desde que fui concebido en la matriz de mi madre.
Tenía para entonces 3 hermanas y sentía curiosidad por la ropa de ellas, especialmente de las dos mayores. Para entonces vivíamos en una casa pequeña con tres dormitorios que no eran muy grandes. En la habitación de mis hermanas había un baúl donde ellas tenían su ropa. El baúl siempre estaba muy desordenado porque ellas la verdad que tampoco eran nada ordenadas, cosa que indignaba a nuestra madre. Ese desorden me brindó la oportunidad de buscar entre sus prendas y coger, alguna vez que otra, algunas braguitas y ponérmelas. Como eramos muchos en casa tampoco había muchas oportunidades de hacer esto. Para entonces creo recordar que tenía unos 5 ó 6 años. Recuerdo que en una ocasión una de mis hermanas mayores llegó a casa y, temiendo ser descubierto, me escondí debajo de la cama con las braguitas puestas. Recuerdo estar debajo de las cama más de 15 minutos en completo silencio hasta que observé que salió de la habitación y por el ruido de la puerta se había marchado a la calle. Entonces salí de mi escondite, me quité apresuradamente las braguitas, me puse mis pantalones cortos y salí a toda prisa de la habitación, no sin antes meter las braguitas revolviendolas en aquel desastroso montón de ropa del baúl. Después de aquel susto no se cuánto tiempo tardé en volverme a poner una prenda femenina. Lo que sí recuerdo es que seguí con lo que mi mente me decía y que no estaba en armonía con mi sexo biológico, como por ejemplo ponerme en alguna ocasión unos zapatos de tacón de una de mis hermanas. Como mis hermanas mayores se llevaban un año, una usaba un número más que la otra (creo recordar que una usaba un 36 y la otra un 37, así que durante un tiempo disfruté del placer de ponerme sus tacones y llegué a andar perfectamente con ellos. Todo esto de usar los zapatos de tacón se acabó con el tiempo pues como chico me siguieron creciendo los pies y a mis 14 años ya usaba un 42.

En una ocasión, cuando apenas contaba con 10 u 11 años de edad, sucedió algo muy desagradable. Como ya comenté, para la edad de 6 años tenía 3 hermanas y para la edad de 8 años nació la cuarta de mis hermanas. Luego, posteriormente, nació un hermano mío, el único hermano varón que tengo al que llevo 11 años. Soy el tercero de seis hermanos.
Como iba diciendo, para la edad de 10 u 11 años sucedió algo desagradable. Era verano, estábamos de vacaciones escolares. Mi hermana (la que me sigue y a la que llevo casi 3 años) y yo, durante la hora de la siesta, nos pusimos a jugar a las prendas. Era un juego de adivinanzas. Quien no acertara tenía que cojer una prenda de un montón de ropa y ponérsela. Cuando yo no acerté cogí una falda de una de mis hermanas mayores, que me quedaba estupenda y era la primera vez en mi vida que me ponía una falda de manera consciente y me la puse durante todo el rato que duró el juego. Noté que mi hermana se reía. Y así siguió el juego de manera inocente hasta que oímos que mi madre se levantaba de la siesta y me quité la falda. Recuerdo que era una falda de invierno, marrón y que daba mucha calor por ser verano. Lo desagradable fue que cuando salimos a jugar a la calle, mi hermana con sus amiguitas y yo con mis amiguitos, ella empezó a burlarse de mí delante de todos diciendo "¡¡Se ha puesto una falda, se ha puesto una falda...!!" Después de eso cada vez que tenía oportunidad volvía a burlarse de mí delante de todos con la misma cantinela. Tengo que decir que aquello me dejó marcado en cuanto a mi relación con mi hermana a quien nunca la tuve el cariño que tenía a las otras tres hermanas, y aún ahora seguimos distanciados hasta tal punto que casi apenas nos comunicamos y menos desde que falleció nuestra madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario